El Municipio apostó a la responsabilidad de los vecinos, para llevar adelante una "cuarentena flexible", que no ahogase a la economía.
El flagelo sanitario y económico que significa desde 2020 la pandemia de Covid 19 llevó a los gobiernos a diseñar, con distinta suerte, estrategias para enfrentarlo. En ese contexto y al frente de uno de los departamentos más poblados de la Provincia, el municipio de Gral. San Martín adoptó desde un comienzo, un manejo de la cuarentena que buscó el equilibrio entre el control sanitario y la actividad económica.
Esa fue la postura que San Martín adoptó ante la Provincia y el resto de los departamentos, la de proponer una estrategia sanitaria que tuviese un doble objetivo: reducir la posibilidad de contagios y promover la reapertura de actividades, más allá de las consideradas esenciales.
Esta estrategia municipal acompañó el desarrollo de la pandemia, con actividades sanitarias diseñadas para cada momento: desde la confección inicial, allá por marzo de 2020, de más de 15.000 barbijos, pasando por la desinfección periódica de los espacios públicos, que incluyó plazas, bancos, paradas de colectivos, ingresos a supermercados y oficinas públicas; también la disposición de camas extras para internación para evitar el desborde del hospital Perrupato fue una preocupación constante del intendente Raúl Rufeil, que llevó a gestionar plazas en hoteles y otros espacios como el del Círculo Médico.
Desde el comienzo de la pandemia, Rufeil abogó por la necesidad de una “cuarentena flexible”, con apertura de la actividad económica y una sostenida campaña de difusión sobre las medidas sanitarias más efectivas contra la propagación del virus: uso de barbijo, distanciamiento social y lavado de manos, estrategia que apeló a la conciencia y colaboración de los vecinos que, en su mayoría, entendieron y acataron las sugerencias.
Así y pese a las críticas iniciales de algunos que sostenían que en San Martín la cuarentena no se respetaba, lo cierto fue que el operativo sanitario implementado por la Comuna, el control de los comercios y la cuarentena flexible, le ha permitido al departamento cabecera de la región atravesar la cuarentena con índices de contagios por debajo del promedio, pero también, con actividad económica en la mayoría de los rubros, incluidos los espectáculos públicos, y con un hospital Perrupato que nunca dejó de atender la necesidad sanitaria de la región.
El control de calles y caminos, la capacitación de referentes barriales para la detección temprana de casos, el testeo con recursos propios del personal municipal con síntomas contribuyó a minimizar los contagios.
También la Comuna es una pieza clave en la campaña de vacunación implementada dentro del departamento, que se focaliza en el polideportivo Torito Rodríguez y que se realiza según las dosis que bajan desde la Provincia y la Nación, pero con la logística municipal para que el flujo de personas vacunadas sea lo más rápido y ordenado posible. Esta estrategia ha permitido, siempre según las vacunas disponibles, inocular a un promedio de casi 2.000 personas diarias.
La inminente llegada de la variante delta, sensiblemente más contagiosa, lleva a redoblar los esfuerzos y al pedido del Municipio y del intendente Raúl Rufeil de no bajar la guardia: “La pandemia no ha terminado y por eso es fundamental que nos sigamos cuidando. Hay que hacerlo por cada uno de nosotros y también por nuestros familiares y amigos”, sostiene Rufeil.